Durante una considerable porción de tiempo el tiro con arco estaba dominado por el hombre, hasta que la mujer irrumpió en este deporte. No fue hace poco, sino allá hacia el final del s. XVIII.
Cuando uno piensa en un arco largo inglés, la primera imagen que se
le vendrá a la cabeza es un asedio o batalla campal de la Edad Media.
Tal vez alguno lo asocie también con la caza. Ambas son actividades de
hombres y podría parecer que, cuando la actividad evolucionara a
deporte, esta costumbre se iba a mantener, al menos hasta tiempos
modernos en los que la mujer tuviese un papel más igualitario en la
sociedad y el deporte. Sin embargo, son muy abundantes las fotos y
pinturas de finales del XIX y principios del XX de mujeres arqueras. Y
es que el tiro con arco es uno de los primeros deportes de competición
en los que estuvo socialmente aceptado que participaran mujeres. ¿Cómo
una actividad históricamente masculina pasa a convertirse en pasatiempo
habitual, e incluso predominante, de mujeres?
Hace un par de años
escribí este artículo para una web actualmente offline buscando
responder a esa pregunta al menos en un contexto centrado en Europa, ya
que soy consciente de que hay mucha arquería y mucha mujer en otras
latitudes y épocas. En fin, Pablo me ha dado la oportunidad de
rescatarlo como artículo invitado en su blog, así que vamos allá.
Los inicios: de arma obsoleta a pasatiempo de moda
El
arco inglés fue quedándose obsoleto como arma de guerra y siendo
desplazado poco a poco por el arcabuz durante el siglo XVI, ya en época
Tudor. Pero la tradición inglesa en la práctica del tiro estaba
arraigada, y los juegos y torneos que durante la Edad Media sirvieron
como entrenamiento para los soldados, sobrevivieron como actividad
recreativa más allá del uso del arco como arma. Entrada la Edad Moderna,
hubo una continuidad en la práctica, pero a medida que el tiro con arco
perdió su utilidad, fue disminuyendo su popularidad. Entrando al siglo
XVIII ya se ha transformado en una actividad propia de las clases
acomodadas y exclusiva de hombres, algo lógico teniendo en cuenta la
mencionada tradición de entrenamiento militar de la que era originario. Fue durante el último cuarto de este siglo XVIII cuando se puso de moda y hubo un importante resurgimiento.
En estos años se fundaron numerosas sociedades y clubs de arqueros y se
organizaron torneos, estableciéndose así como actividad social y de
entretenimiento de las clases altas. Algunas de las más célebres fueron
los Royal Kentish Bowmen, la Royal Toxophilite Society, Woodmen of Arden, Royal British Bowmen o Royal Company of Archers. Su existencia se alarga durante el siglo siguiente y algunas incluso han sobrevivido hasta hoy.
Vemos cómo ‘royal’ precede
al nombre de algunas, lo que se debe a que tuvieron el apoyo de George
IV (1762–1830) cuando era príncipe. El futuro monarca era un consumado
arquero, lo que le llevó a apoyar la actividad y las sociedades, ser
presidente de la Royal Kentish Bowmen o incluso elegir como guardia honoraria no oficial para sus visitas a Escocia a la Royal Company of Archers.
A él se le puede atribuir la estandarización de las normas de la
competición, que hasta entonces variaban en cada club. Se adoptó el
sistema en uso desde 1754 por los Finsbury Archers, que no es
otro que la clásica forma de diana que ha sobrevivido hasta hoy: anillos
concéntricos amarillo en el centro (que por entonces dorado, con
pintura con oro de verdad), siguiente rojo, blanco (que posteriormente
se cambió a azul), luego negro y, por último, otro blanco exterior que
sí ha permanecido. El príncipe también unificó las distancias, 100, 80 y
60 yardas.
Lamentablemente, como consecuencia de las Guerras Napoleónicas (1803–1815), el tiro con arco y otras muchas actividades decayeron ante la demanda de soldados y muchos de los clubs y torneos desaparecieron,
sobreviviendo solo los más populares a duras penas. Hasta aquí no
tenemos mujeres por ningún sitio, pero la cosa iba a cambiar.
Final de las Guerras Napoleónicas, resurgir del deporte y de las sociedades en el siglo XIX.
Aunque
la guerra hizo estragos, la práctica de finales del siglo anterior
sirvió de base para que se produjese un rápido renacimiento durante la
década de 1820. Los clubs ya fundados o los tratados de arquería
escritos por entusiastas, facilitaron el acceso y el conocimiento a
nuevos arqueros. Salvo en Escocia, la construcción tradicional de arcos
se había perdido prácticamente, pero enseguida aparecieron en Inglaterra
nuevos constructores que reaprendieron o redescubrieron las técnicas
del siglo pasado.
Las mujeres rompen el hielo
La gran diferencia con respecto al siglo anterior fue la entrada de las mujeres. Aunque ya en 1787, los Royal British Bowmen
fueron la primera sociedad de tiro con arco en aceptarlas y estas
comenzaron a tener acceso a finales de siglo, el verdadero cambio se
produjo en los años 20, con más y más sociedades admitiendo mujeres.
No he encontrado un único motivo convincente para explicar por qué
ocurrió, pero vamos a ver algunas de las circunstancias que, todas
juntas, lo propiciaron.
Parece ser que era una práctica socialmente aceptada,
saludable y que podía ser practicada con los aparatosos vestidos de la
época. Autores de libros de tiro con arco del siglo XIX como Horace Ford
en su Archery: Its Theory And Practice de 1859 destacan las
ventajas para el cuerpo y la mente que tiene la práctica de este
ejercicio y el aire libre. Maurice Thompson, en The Witchery of Archeryde
1879, dedica un capítulo exclusivo a las mujeres arqueras en el que
básicamente se dedica a explicar por qué es aceptable para su sexo este
deporte y cómo practicarlo para no interferir en su condición femenina.
Además hace una curiosa comparación con el críquet en la que dice que
los corsés que llevan las mujeres pueden hacerles daño con los
movimientos, no habiendo ningún problema, por el contrario, con el tiro
con arco.
Como vemos, la igualdad de género ni estaba ni se la
esperaba. Más bien era correcto que las mujeres lo practicasen en una
sociedad aun fortísimamente marcada por los roles de cada uno. No me
parece de extrañar que la actividad se popularizase por tratarse de una
excusa perfecta para salir fuera y entretenerse un rato, ya que las
actividades que podía llevar a cabo una mujer de clase alta inglesa en
este siglo eran más bien pocas.
Otro motivo que facilitó el acceso de la mujer, fue la nueva tendencia en este siglo al disparo de precisión a dianas,
en lugar del disparo al aire consistente en llegar lo más lejos
posible. Primar la precisión frente al alcance hacía que se requiriesen
unos arcos mucho menos potentes, lo que volvió el deporte más accesible y
atractivo.
Y un factor fundamental, tal vez no como detonante,
pero sí como contribuyente a la popularización: la existencia de clubs y
encuentros de arqueros mixtos convertía el tiro con arco en una
excepcional ocasión para entablar contacto y relacionarse con el sexo
opuesto en una época donde esta tarea no siempre era sencilla.
Una actividad común a ambos sexos que favorecía la interacción, al
requerir un esfuerzo físico bajo, con parones entre tirada y tirada
ideales para charlar y disfrutar del aire libre. Es habitual en las
pinturas de la época sobre escenas de tiro ver a unos y a otros hablando
en torno a las mesas colocadas por los sirvientes con comida y bebida
cerca de la línea de tiro. No es de extrañar que muchos matrimonios se
fraguaran ante las dianas y que los padres buscasen que sus hijas
participasen en estos eventos como presentación en sociedad.
Un deporte victoriano
Un
factor importante para la popularización del tiro con arco fue el apoyo
de la casa real británica, sobre todo si tenemos en cuenta que los
arqueros eran fundamentalmente nobles y gente de clase alta. Ya hemos
visto cómo George IV fue un arquero habitual que además apoyó sociedades
y estandarizó normas. Su sucesor William IV (1830 – 1837) y la reina
Victoria (1837-1901) continuaron la tradición, aunque no fueron tan
activos como George. Victoria, tuvo un interés moderado por el deporte y
lo practicó, lo que sin duda contribuyó a la buena imagen y a la
aceptación de la mujer en él. Accedió en 1834 al patronazgo de la The Society of St Leonards Archers, una sociedad fundada por las tres hermanas Mackay. La reina la renombró como The Queen’s St Leonards Archers
en el 37, poco después de su coronación. Esta sociedad, gracias al
trabajo de las hermanas y a las donaciones de terrenos de James Burton,
montó el Archery Ground, unos impresionantes jardines de referencia en la época para la práctica de tiro con arco.
Aunque
la reina Victoria ayudase a dar impulso, lo cierto es que para la
década de los 30 el tiro con arco ya era un deporte muy popular entre
las clases altas británicas, tanto para hombres como para mujeres. Esto
continuó así en las décadas sucesivas, constatándose un aumento de la
demanda de arcos y de constructores para satisfacerla, además de la
aparición de la clubs y sociedades. Se sabe gracias a un libro de 1864, The Archer’s Register,
que hacia mediados de siglo había 146 sociedades en Inglaterra y Gales,
22 en Irlanda y 9 en Escocia, las cuales podían alcanzar los 100 o 200
miembros en algunos casos. Con esta popularidad, una reunión de arqueros
a iniciativa de William Gray decidió en 1844 instituir el Grand National Archery Meeting (GNAM). Se trataba de un torneo de arqueros anual a nivel nacional,
que seguiría las reglas establecidas por el príncipe George a finales
del siglo pasado. Con 74 arqueros participantes, el primer encuentro se
consideró un éxito. Para el segundo ya se decidió que las mujeres debían
participar también, siendo 11 las inscritas. Y, aunque en los años
inmediatamente posteriores las inscritas no llegaron a la decena, en los
50 ya se vieron proporciones más parecidas de hombres/mujeres, en torno
a 90/70 de cada.
Los
torneos nacionales ya se llegaron a celebrar en época pre napoleónica,
viéndose interrumpidos por la guerra. Desde entonces, los clubs
celebraban sus propios torneos, pero no fue hasta la celebración del
GNAM cuando se recuperó esta tradición, manteniéndose ya desde entonces y
hasta el presente como importante torneo nacional. A raíz del torneo,
en 1861 se fundó la Grand National Archery Society, que se
encargaría de la organización del mismo. Esta sociedad, aunque al
principio era una más, acabó derivando en el organismo responsable de la
regulación de la práctica del deporte en Gran Bretaña (el equivalente a
nuestras federaciones deportivas). En la actualidad está afiliada a la
Federación Internacional de Tiro con Arco (FITA), actual World Archery, y
es la federación nacional de Gran Bretaña bajo el nombre de Archery GB.
Todas estas regulaciones nacionales, junto a las del príncipe George a
finales del XVIII, convierten al tiro con arco en uno de los primeros
deportes regulados de la historia y, como consecuencia, uno de los primeros deportes regulados en los que participaron las mujeres.
Pero
no todo era deporte competitivo. Como ya hemos comentado, el tiro con
arco era una actividad social, y los encuentros en clubs una ocasión
para relacionarse entre hombres y mujeres y una oportunidad para
encontrar pareja. Estas situaciones las relata en su libro Daniel Deronda
(1876) la escritora Mary Anne Evans, que publicaba bajo el pseudónimo
masculino de George Eliot para evitar prejuicios. La novela, al igual
que otras de la autora, es característica por su realismo, componente
moralizador y de crítica de la sociedad y sátira. En ella la
protagonista acude al Grand National Archery Meeting con una
idea clara en mente, deslumbrar a todos los presentes y buscar posibles
maridos, para lo que trata de elegir el vestido más adecuado. En la
novela se nos presenta esta competición como un gran mercado del
matrimonio. Así que de estas familias arqueras surgidas en campos de
tiro, no es de extrañar que los padres y madres les pasasen la afición a
sus hijos e hijas. Tenemos evidencia de que los más pequeños de la casa
lo practicaban, entre ellas algunos arcos de niño o registros de algún
torneo juvenil que se celebró.
En
la segunda mitad de siglo el tiro con arco era un deporte consolidado,
con numerosos clubs, torneos, y participantes de ambos sexos y todas las
edades. También hay una buena producción literaria que contribuyó a
difundir el conocimiento. Aportes como el de Horace Ford fueron de lo
más destacado. Ganador del GNAM 11 años consecutivos, era un arquero
científico que realizó numerosas pruebas y observaciones para mejorar la
técnica. Su libro Archery, its Theory and Practice de 1859 es
una muestra de su conocimiento que influyó a sus contemporáneos y aún se
sigue reeditando y es una lectura recomendable para cualquier arquero
tradicional.
Esta popularidad del tiro con arco se extendió a las clases trabajadoras,
habiendo arquerías públicas y torneos aparte de las sociedades de las
que formaba parte la clase alta. Los torneos nacionales, además, estaban
abiertos a cualquier participante, y en los registros de participación
se ven algunos pocos casos de arqueros y arqueras independientes, no
afiliados a ninguna sociedad. Los arcos que utilizaban eran modestos,
imitando otros de mejor calidad y mucho más caros, pero cumplían su
cometido. Incluso en algunas ciudades se podían alquilar arcos por una
pequeña suma.
Aparte de extenderse entre la sociedad, en el último cuarto de siglo también cruzó el charco, propagándose por Estados Unidos. Aunque los United Bowmen of Philadelphia nacieron
en 1826 y ya había algunos arqueros, no fue hasta esos últimos años que
se extendió. En 1879 tuvo lugar un gran encuentro en Chicago que fue un
éxito y a partir de ahí continuaron celebrándose. De ese mismo año es
la fundación de la National Archery Association of the United States of America,
que es su federación actual asociada a World Archery. Los hermanos
Maurice y Will Thompson fueron de los arqueros más conocidos del
momento. Will fue un exitoso arquero ganador del primer torneo de
Chicago y Maurice escritor de The Witchery of Archery en 1877.
Aunque no vamos a profundizar en su historia, es de lo más curiosa. Se
iniciaron en el tiro con arco gracias a un ermitaño que vivía en una
cabaña en sus tierras y tuvieron que utilizarlo a partir de 1868 no como
deporte, si no como medio de supervivencia. Ambos fueron soldados
confederados, bando derrotado de la Guerra Civil Americana a cuyos ex
combatientes les prohibieron el uso de armas de fuego. Pero como tenían
que seguir cazando para alimentarse, empezaron a hacerlo con arco,
esquivando el hambre y dejándose seducir por el embrujo del tiro con arco que les llevó, más tarde, a practicarlo de manera recreativa, participar en torneos y escribir el libro.
La globalización del siglo XX: Entre olimpiadas y guerras mundiales
Para
cuando entramos en el siglo XX la situación del tiro con arco sigue
siendo buena, pero el número de tiradores se ha reducido debido a una
mayor variedad de deportes y actividades al aire libre disponibles para
elegir. El tenis fue el que más éxito tuvo a partir de 1874, practicado
por hombres y mujeres también. Fruto de esto, muchos clubs se volvieron
mixtos, ofreciendo ambos deportes hasta que el tenis se impuso
totalmente en ciertos casos. El número de clubs se redujo de los más de
100 de los años dorados a 68.
Fuera de Inglaterra, desde finales del XIX y principios del XX el tiro con arco va cobrando importancia en la Europa continental,
aparte de en Estados Unidos, como ya hemos visto. En este periodo este
deporte se empieza a practicar en Francia, Bélgica, Suiza, Suecia,
Países Bajos o Alemania, cuya federación, la Deutscher Schuetzenbund fue
fundada nada menos que en 1861. Este creciente número de países y la
mejora de los medios de transporte y comunicaciones propiciaron las
primeras competiciones internacionales. El primer torneo internacional
que se celebró fue el de Le Touquet, Francia, con participación
de arqueros (hombres y mujeres) ingleses, franceses, belgas y suizos.
Se consideró un éxito y se celebraron varias ediciones más hasta que se
vio interrumpido por la Primera Guerra Mundial.
Deporte olímpico casi desde el principio.
Pero sin duda, el evento deportivo internacional más célebre son los Juegos Olímpicos
de la era moderna, que comenzaron en Atenas 1896. En cuanto a la
participación de las mujeres en los Juegos (no solo en tiro con arco),
no estuvo permitida su participación en la primera edición. Su creador,
el francés Pierre de Coubertin consideraba que su inclusión sería «poco
hábil, carente de interés, estética e incorrecta». A pesar de esto,
Stamata Revithi corrió por su cuenta la maratón el día después de los
hombres, aunque no la permitieron entrar en el estadio y su marca no
quedó oficialmente registrada nunca. La situación cambió en Paris 1900,
donde sí se permitió oficialmente la participación y compitieron 975
hombres y 22 mujeres. La primera mujer en conseguir un oro olímpico fue
la suiza Hélène de Pourtalès en vela de 1 a 2 toneladas, como parte de
la tripulación de 3 personas, ella, su marido y su sobrino, ya que la
vela era categoría mixta. La primera campeona olímpica en categoría
individual y específicamente femenina fue la inglesa Charlotte Cooper en
tenis individual, que también ganó el dobles mixto más tarde. Ya hemos
visto como el tenis, inventado en Inglaterra en los años 70 del siglo
XIX, hizo que disminuyese el número de arqueros, cosa que también afectó
a las mujeres, ya que desde el primer momento fue practicado por ellas
también. El tiro con arco olímpico se estrenó en la segunda edición de París 1900,
contando solo con categoría masculina, en la que participaron 129
franceses, 18 belgas y 6 holandeses. A pesar de su popularidad en Reino
Unido, no hubo arqueros de esta nacionalidad en esta edición. La razón
es que los Juegos aún no tenían el prestigio que tienen hoy, y eran más
importantes los torneos nacionales, que se celebraban en una fecha muy
próxima. La tercera edición de 1904 viajó hasta Estados Unidos, en Saint
Louis, Missouri. El largo viaje desde Europa provocó que solo
participasen arqueros estadounidenses, pero como contrapunto, fue donde
se estrenó la categoría femenina. 23 hombres y 6 mujeres, de las que Matilda Howell fue la primera campeona olímpica de este deporte,
oro en las dos categorías individuales y en la de equipos. Fue una
brillante arquera, cuyo interés comenzó hacia 1878 gracias a los
artículos del ya mencionado Maurice Thompson, que consiguió varios
títulos regionales de Ohio y se proclamó campeona nacional de Estados
Unidos en 17 ocasiones.
En 1908 las olimpiadas volvieron a Europa
y se celebraron en Londres. El tiro con arco no fue demasiado exitoso
fuera de sus fronteras ya que la mayoría eran ingleses: 25 mujeres
inglesas, 16 hombres (sí, había más mujeres), 15 franceses y 1
estadounidense. La ganadora fue la inglesa Queenie Newall, oro en la
única categoría femenina y que le valió el récord aún vigente de ser la
mujer más mayor en ganar una medalla olímpica, con 53 años. Empezó tarde
en el tiro con arco, en 1905, ganando cuatro torneos regionales antes
de la olimpiada. Pero tenía una seria competidora a nivel nacional,
Alice Legh, una de las mejores arqueras británicas que ha existido, 23
veces campeona de este país. Era ya 18 veces campeona cuando fue
invitada a las olimpiadas, pero por motivos no muy claros, decidió
declinar la invitación y dejar que su protegida, Queenie, acudiese. Tras
el éxito en las olimpiadas, la hegemonía de Alice fue disputada por
Queenie, también una gran arquera, y consiguió arrebatarle el título
nacional en 3 ocasiones.
Por
cerrar el tema olímpico, mencionar que en 1912 no hubo tiro con arco,
los de 1916 se cancelaron por la Primera Guerra Mundial y en 1920 volvió
a haber 30 participantes (hombres) de Francia, Bélgica y Holanda. A
partir de ahí, el tiro con arco dejó de ser olímpico hasta 1972, cuando
volvió para continuar hasta la actualidad.
Primeros pasos hacia un nueva era
La Primera Guerra Mundial
trajo un lógico parón de competiciones y actividades en los clubs y un
descenso en el número de arqueros, además de ser el detonante de una
serie de cambios sociales que serían imparables. La curiosa situación
que se dio es que, con los hombres en el frente y las bajas sufridas, el
tiro con arco pasó a estar dominado por las mujeres. Los registros de
clubs de 1922 nos dejan un balance de hasta 10 mujeres por cada hombre.
Entre las consecuencias de la guerra, la camaradería en el frente y las
bajas sufridas por la clase alta hicieron que, poco a poco, las rígidas
barreras de clases se fueran derribando. Y aunque el tiro con arco
siguió siendo un deporte dominado por los ricos, muchos clubs, aunque no
fuese por convicción sino por mera supervivencia, comenzaron a admitir
gente corriente, cosa que era impensable solo 10 años antes. Tras la
guerra, los años 20 trajeron la lenta vuelta a la normalidad en el deporte y la aparición de una importante revista especializada, Archery News, cuya editora fue una mujer, Christina Philips.
Los
años 30 supusieron dos nuevas tendencias importantes: el creciente
interés por el deporte competitivo y las innovaciones tecnológicas en el
arco. Fruto de la primera, en 1931 se fundó la Federación Internacional
de Tiro con Arco (FITA) gracias al acuerdo de las federaciones
nacionales de Checoslovaquia, Francia, Hungría, Italia, Polonia, Suecia y
Estados Unidos. Su objetivo era la coordinación de competiciones
internacionales y la vuelta del tiro con arco a los Juegos Olímpicos, y
fue sumando países en los años sucesivos hasta las 153 federaciones que
aglutina hoy.
Los avances tecnológicos en el arco fueron
el fruto de los nuevos materiales desarrollados por la industria en
estos años y el aumento de los estudios científicos sobre la física del
arco. El arco, que era un arma que había cambiado bastante poco en sus
siglos de historia, se comenzó a perfeccionar. Se probaron nuevos
materiales como el arco de acero, desarrollado en Suecia y Alemania, y
se popularizaron las miras para apuntar y aumentar la precisión frente
al tiro instintivo. Los físicos e ingenieros estadounidenses Clarence
Hickman y Paul Klopsteg, además de sus inventos en el área
armamentística, condujeron experimentos sobre la física del arco y la
flecha. Entre sus conclusiones más importantes están las de que la forma
tradicional del arco y su sección en forma de D eran poco eficientes
para almacenar energía. Sus descubrimientos llevaron al desarrollo de la
forma recurvada y plana de las palas con composición laminada, que
imperan a día de hoy.
Estos avances de los años 30, tanto a nivel
de competición como técnico, irán evolucionando hasta el desarrollo del
deporte tal y como lo conocemos hoy. Y, aunque la Segunda Guerra
Mundial causó otro frenazo lógico en la actividad, el desarrollo
continuó en los años sucesivos. La mujer, que como hemos visto tuvo una
incorporación muy temprana a este deporte comparado con otros, no perdió
su papel importante, lo mantuvo y lo conserva.
Como cada año, el club de tiro con arco Arch Ducal, estuvo presente en la feria del deporte que esta vez se ha celebrado del 5 al 7 de abril en la que es su IV edición.
El stand del club tuvo una gran acogida por todo tipo de público desde el primer día a pesar de que el tiempo no nos ha acompañado. Entre aquellos que nos han visitado se encuentra Ángel Martín, candidato de Unidos Podemos para Gandia, el cual se mostró muy interesado sobre el problema del club con el Campo de tiro al aire libre y dando su apoyo para una solución definitiva.
Todos aquellos que lo desearon pudieron aprender sobre este gran deporte y tirar algunas flechas. Cabe destacar que el tiro con arco es un deporte que puede ser practicado por personas de cualquier edad, niños y adultos.
Todos aquellos que deseen conocer este deporte pueden contactar con nuestro coordinador Antonio al 650 49 2576 para más información
Agradecemos a los miembros arqueros de nuestro club que participan en los distintos campeonatos a lo largo del año, poder decir que representan al club y a la ciudad de Gandia con gran éxito.
Gracias compañeros por la labor y el esfuerzo realizado este fin de semana un año más en la feria del deporte!!
Arqueros del club Ducal Arch participaron en la 4ª Tirada de
la Liga Valenciana de recorrido por bosque 3D en el Puig en la que Javier Terol
obtuvo la medalla de bronce.
¡Enhorabuena Javier!
El recorrido de esta competición fue realizado en el paraje
de Cabes Bort disparando sobre animales de goma a tamaño natural.